Diseña tu propia tarjeta verde. Permitirá que te ayuden
Hoy quiero compartir contigo un pequeño truquito que ojalá no tengas que utilizar nunca, pero que quizá te pueda resultar útil. Bueno, sobre todo, más que útil para ti, pienso que lo es en primer término para las personas que te rodean y te quieren y que en esos momentos de fiebre maníaca en los que no nos encomendamos a nadie, puede servir para que de alguna manera hagas un poquito más de caso a las personas que desean ayudarte.
Se trata de lo que yo llamo mi «tarjeta verde», porque la diseñé verde, nada más 🙂 y consiste en una cartulina del tamaño de una tarjeta de crédito que contiene un breve listado de situaciones en las cuales pido a las personas cercanas que me ayuden. Claro, como es obvio, la tarjetita verde debemos elaborarla y entregarla cuando estamos bien. Ningún bipolar elaboraría una tarjeta verde en fase maníaca (para tarjetitas estamos en esos momentos, que nos sentimos los reyes del universo), ni tampoco creo que tuviera muchas fuerzas para hacerlo en periodo depresivo.
La tarjeta verde es un documento redactado a instancias de mis personas cercanas (familia y amigos) que, cuando me han visto mal, en su momento no han sabido cómo ayudarme o no han podido hacerlo (porque yo no les he dejado a causa de la rebeldía que la enfermedad imprime), y lo que quieren es poder tener un «arma» que puedan esgrimir ante mí en esas situaciones en los que no hago caso de nada ni de nadie.
En mi caso, yo he confeccionado mi tarjeta verde con una serie de situaciones en las cuales la gente cercana me podría ayudar. Por supuesto, puedes personalizarla, no todos somos iguales :).
Debo reconocer que a día de hoy aún no he tenido oportunidad de probar la efectividad de la tarjeta. Evidentemente, tampoco tengo ningún interés en probarla, porque ello significaría que estoy teniendo un nuevo brote y espero (cruzo los dedos) no tenerlo. Pero creo que es una buena idea. Porque cuando estamos bien nos resulta más fácil comprender aquellas cuestiones que se deben corregir, afrontar, atacar, del mismo modo que conviene recordar que hay cosas que no son discutibles, sino que sencillamente son así. Y, por supuesto, confiar en los demás.
En fin, aquí te entrego mi tarjeta verde. Como te decía, yo espero que no tengan que usarla conmigo ni tampoco contigo pero, mientras tanto y por si acaso, creo que es bueno repartirla entre las personas más cercanas, a la gente que nos quiere y que nos puede ayudar, porque si eso sirve para que un brote sea más leve por atajarlo antes o una depresión resulte más llevadera, solo por ello habrá merecido la pena.