Bipolar, Bipolar y Gilipollas o solamente Gilipollas

Sí, ya sé que este título puede dar lugar a malas interpretaciones, pero quería llamar la atención. Me entenderás fácilmente.

Últimamente está de moda decir de un determinado individuo que es (o que se define a sí mismo como) bipolar. La cosa es que la palabrita ha pasado al lenguaje común sin que la mayoría de la gente conozca su significado, del mismo modo que ha ocurrido con otros términos psiquiátricos como «esquizofrénico», «neurótico» o «paranoico».

Mucha gente piensa que un bipolar es alguien que tiene cambios de humor inexplicables y pasa de la simpatía a la hosquedad sin transición. De forma intuitiva, podría considerarse que la bipolaridad consiste en eso, pero obviamente no es así. La bipolaridad como término clínico se define como una enfermedad en la que existen fases maníacas y/u otras fases depresivas, no como un temperamento inaguantable trenzado de altibajos emocionales tan caprichosos como injustificables.

Es cierto que hay muchos bipolares sin diagnosticar y que el ser bipolar no exime de ser gilipollas, pero a poco que se conozca el trastorno es fácil diferenciar a los afectados de este (que en los periodos intercrisis son personas normales) de cierta clase de individuos que, lejos de padecer una enfermedad psicológica, en realidad son gente maleducada, consentida y despótica que lo que hacen más bien es romper gratuitamente los nervios de los demás con la variabilidad caprichosa de un comportamiento estúpido.

No obstante, reconozcamos que si esto ocurre es, lógicamente, porque la bipolaridad sigue siendo una gran desconocida. Esa es una de las razones que me impulsan a escribir este blog. Y es que ojalá fuera así, pero es preciso aclarar que no tiene nada que ver, por ejemplo, una hipertimia con una alegría desbordante, ni una depresión con estar «bajo de tono». Lamentablemente, la bipolaridad no es «opcional» y el que la sufre no puede evitar sus consecuencias. Por eso, para curar la manía hacen falta neurolépticos y para combatir la depresión son necesarios los antidepresivos. Sin embargo, la gilipollez es más fácil de curar: ya sé que no es políticamente correcto, pero en mi opinión quizá bastaría con un par de guantazos virtuales bien dados. Es broma, claro, pero serían sin duda la mejor medicina.

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4 comentarios
  1. Sarah 28/09/2022

    Este tema me impacta: «que el ser bipolar no exime de ser gilipollas, pero a poco que se conozca el trastorno es fácil diferenciar a los afectados de este (que en los periodos intercrisis son personas normales) de cierta clase de individuos que, lejos de padecer una enfermedad psicológica, en realidad son gente maleducada, consentida y despótica que lo que hacen más bien es romper gratuitamente los nervios de los demás con la variabilidad caprichosa de un comportamiento estúpido.»

    Cuales serian los indicadores feacientes de un(a) verdadero(a) Gilipoyas y Podria yo estar abusando de un «DIAGNOSTICO» para danar a las personas que me aman o los que dicen amarme son los primeros que me
    o

    Si no me permiten empoderarme porque nadie cree en mis potendialidades o quisas yo, no quiero cubrir todas mis necesidades y responsabilidades y aunque no puedo independizarme no quisiera seguir las diretrices de los otros porque siento que me anulan cada vez mas

    Como me pueden afrotar cuando me comporteo como a una persona maleducada, consentida y depotica y lleno de tension y nervios el ambiente en que me desemvuelvo

    Responder
    • Carlos 28/09/2022

      Hola, Sarah.

      Gracias por tu comentario.
      En realidad planteas varias cuestiones. Aquí te voy a responder a la primera, porque creo que las demás afectan a tu esfera íntima y este no me parece el lugar adecuado para hablar de ellas.
      En cuanto a la primera, te contestaré que un bipolar puede ser gilipollas, al igual que un gilipollas puede ser bipolar. Pero que la bipolaridad no consiste en cambios de humor injustificados, como mucha gente cree. Y es esa gente, que ignora lo que es realmente este trastorno, la que define como «bipolares» a personas que lo que son es histéricas, imbéciles o despóticas. O, si lo prefieres, que tienen otros desórdenes psicológicos que nada tienen que ver con el TAB (por ejemplo, personas estresadas pueden tener variaciones anímicas achacables a su estado pero no son catalogables como bipolaridad):
      El diagnóstico de una persona con trastorno bipolar no es fácil y, desde luego, no lo puede hacer el propio afectado, sino que tiene que ser refrendado por un/a psiquiatra. Pero te puedo anticipar que para que tal diagnóstico exista, tiene que haberse producido al menos un episodio de hipomanía, que muchas veces va acompañado de una depresión posterior. Es verdad que existe también la ciclotimia y la ciclación rápida, que son estados más difíciles de catalogar en principio, pero que también son manifestaciones de bipolaridad, no comportamientos evitables por parte del afectado. Sea come sea, en cualquiera de estas situaciones, el afectado sufre mucho y no se comporta como él mismo desearía, sino como alguien con el estado de ánimo alterado. Es en esto en lo que se diferencia fundamentalmente del gilipollas. Pero para ser justos, como decía antes, es posible que ese gilipollas sea una persona con el ánimo alterado por un fuerte estrés o por alguna otra circunstancia. La mayor diferencia, aunque esto no se cumple siempre, es que las reacciones de un bipolar en crisis no suelen poder ser controlables por parte del propio afectado, mientras que los estados neuróticos ofrecen mayor control sobre el ánimo.
      En fin, Sarah, me has hecho pensar. La verdad es que yo distingo un gilipollas de lejos, pero un bipolar no me resulta tan fácil, porque la mayoría del tiempo son (somos) personas completamente normales. Por lo demás, los gilipollas nunca se plantean si lo son, porque están convencidos de que no lo son.
      La segunda parte de tu comentario te la contesto por mail.
      Un fuerte abrazo, Sarah.

      Responder
  2. Mercedes guillen mora 09/07/2023

    Yo estoy hasta el coño de ser bipolar

    Responder
    • Carlos 09/07/2023

      Hola, Mercedes.

      Me encanta tu contundencia.
      Si soy serio, te tengo que recordar que me temo que este trastorno no se cura y que es un poco como la diabetes o la hipertensión, es decir, una enfermedad crónica. Pero dentro de eso, estar hasta el coño, es decir, esa rebelión, te puede llevar primero a cabrearte, pero a continuación llegarás a tomar conciencia de veras de la situación y a buscar el tratamiento más adecuado para vivir una vida decente, que te garantizo que la tendrás.
      El trastorno bipolar tiene mejor o peor pronóstico según la información que tengamos sobre él y también de cómo lo vivenciemos. Tu actitud lo condionará todo, estáte segura. Pero estar hasta el coño es una buena manera de empezar.
      Ánimo, Mercedes.
      Un saludo.

      Carlos.

      Responder

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