Hace unos días me llegó a mi mail una invitación de una chica para que leyera un libro que había escrito y, si era posible, lo reseñara en esta página. Le dije que me enviara el libro, que lo leería y que, si lo consideraba interesante, lo reseñaría.
La chica en cuestión no se oculta (o lo hace muy bien ) y su nombre es Yolanda Espinosa. El título de su libro es «Recuerdos» (Caudal, 2020) y tiene un encabezamiento que dice «Obra basada en hechos reales».
Se trata de una obra corta (aproximadamente cien páginas) escrita bajo el formato de novela. En ella, Almudena, la protagonista —en realidad un trasunto de la autora—, narra en primera persona cómo se desarrolla un brote psicótico a lo largo de su estancia en el hospital.
Lo más llamativo del libro no es, a mi juicio, sin embargo, la descripción del brote, aunque tiene la originalidad que le aporta la autora y la veracidad de su relato en primera persona. Lo que me resulta verdaderamente llamativo es el carácter siniestro que impregna la estancia de la protagonista en el psiquiátrico, un ambiente que no está reforzado por sus visiones delirantes, con las que convive y a las que reconoce, sino que está generado sobre todo por la deshumanización del personal sanitario que la atiende y que hace que ella se halle sumida en una situación de terror causada más por estos personajes que por su propio estado emocional, a pesar de la inmensa carga y el dolor que esta conlleva.
Mientras leía el libro, no he podido dejar de recordar uno muy famoso que, dada la juventud de la autora (el libro es de 1979 y la autora nació cuatro años más tarde) quizá esta no conozca: se trata de «Los renglones torcidos de Dios», de Torcuato Luca de Tena (casualmente se va a estrenar una película sobre esta novela en octubre de este año 2022). ¿Y cuál es el porqué de mi asociación e ideas? Hay ciertos paralelismos incluso en la trama, aunque la de «Recuerdos» sea mucho más corta y leve, pero lo que destaca ante mis ojos es la misma sensación de horror de ambas protagonistas (Almudena en «Recuerdos» y Alice Gould en «Los renglones…») ante el encierro, un encierro más carcelario que médico, ante la brutalidad del personal sanitario y ¡oh, Dios!, ante el despotismo y el desprecio de los médicos hacia los pacientes…
Entre la obra de Luca de Tena y la de Espinosa hay nada menos que cuarenta años de diferencia y, sin embargo, uno tiene la sensación de estar leyendo obras coetáneas. Da pavor pensar que una estancia hospitalaria siga siendo a día de hoy como lo era hace cuarenta años, pero eso es lo que relata en su novela Yolanda Espinosa y temo que esta no se lo inventa.
Por lo demás, «Recuerdos» es un libro sin duda interesante para alguien que sufra un trastorno bipolar (o cualquier otro trastorno mayor) y haya padecido un internamiento en un centro psiquiátrico, pero sobre todo es una llamada de atención para que los familiares que ingresan a alguien en una institución de este tipo se mantengan alerta. Es triste decirlo, pero parece ser que hoy, igual que hace cuarenta años, un psiquiátrico puede seguir siendo una cárcel.
En primer lugar, quería agradecerte que hayas dedicado algo de tu tiempo a leer mi novela y a escribir tu reseña. Haces una gran labor con tu blog.
Esperemos que, al alzar la voz y contar nuestra experiencia en los internamientos, ayude a mejorar el trato de los facultativos. También espero que no todos los internados hayan tenido una experiencia tan mala y dura como la mía. La realidad muchas veces supera a la ficción.